La ornamentación del templo es bastante simple, en su exterior sobresale el rojo colonial y al interior el blanco de los muros contrasta con los tijerales cafés con fondo celeste.
Al ser de una sola nave no existen altares devocionales, pero si hay imágenes talladas a lo largo de ambos muros hasta culminar en el Altar Mayor, entre las que se destacan la figura de San Miguel Arcángel y el busto de Cristo a los costados de la puerta, y un conjunto escultórico de la Crucifixión (María, María Magdalena y Cristo crucificado), entre otras figuras. También, se puede apreciar en un segmento de uno de los muros, una serie de cuadros pequeños que representan el Vía Crucis y un gran cuadro con la escena de San José y el Niño Dios.
El Altar Mayor es de mármol y remata con un retablo de orden dórico que honra la imagen de Cristo Crucificado en madera policromada, resguardado por las figuras de un par de ángeles, San José y la Virgen del Carmen.
Las campanas de bronce datan del año 1931 y fueron bajadas de la torre después del terremoto de febrero de 2010, el 12 de abril del mismo año.
Hay un museo que expone registros antiguos, vestimentas, imágenes y campanas que sirvieron en el templo.