De muy poco ornamento, lo que existe hoy en día es lo que ha logrado sobrevivir al terremoto del año 2010 y que se encuentra a resguardo mientras se realizan las labores de reconstrucción y restauración del templo. Esta decoración es bastante posterior a la construcción de la estructura, principalmente de la segunda mitad del siglo XX.

En el atrio exterior existen dos frescos que representan la Natividad y la Anunciación, del artista Mariano Valdés, del año 1960.

El arco del presbiterio está decorado con dos frescos que representan a arcángeles, obra del artista español Juan Cabanas, y que fueron realizados en el año 1952.              

También se encuentra en el interior, complementando los frescos, una obra escultórica que representa al arcángel Gabriel.