La Iglesia de Loica se erige sobre una sola nave y, actualmente, en su interior no hay imágenes ni nada, pareciese abandonada, pero para algunas festividades y encuentros de cantores a lo humano y lo divino, con su deterioro y todo abre sus puertas, gracias a la comunidad que se esfuerza por mantener en pie esta construcción y viva la tradición del canto a lo poeta.
Se aprecia el cielo adintelado pintado de celeste con molduras de madera pintadas en blanco y amarillo oro. El piso es de madera. Se destaca el Altar Mayor, de madera pintado en celeste, blanco y amarillo oro, con columnas y pilastras de estilo corintio. Hay un púlpito con tornavoz, de madera pintado de celeste y algunos detalles en blanco.
El confesionario con su carácter rústico sigue siendo una pieza atractiva, aun estando en muy mal estado de conservación.
El coro y su balaustrada son de madera.
La imagen del Niño Dios de Loica, patrono de la localidad, es una figura de yeso y está bien resguardada en la Casa Parroquial. Según cuenta la historia, esta imagen habría llegado con los diluvios de hace muchos años atrás, producto de la salida del estero y los barriales que se formaron, justo habría quedado en las puertas del templo con una mano menos y proveniente de una capilla de algún fundo, aquí encontró su lugar.