La Iglesia de la Vera Cruz es una construcción de estilo neoclásico con elementos dóricos, proyectada en el año 1852 por el arquitecto francés Claude-François Brunet des Baines, quien muere repentinamente en junio de 1855, siendo Fermín Vivaceta el arquitecto encargado de concluir la obra.
La iglesia está conformada por una nave techada a dos aguas. En la fachada, la portada está hacia adelante del plano del muro y se caracteriza por las dos columnas dóricas que sostienen un arco de medio punto y enmarcan el vano de la entrada. Culmina la portada, sobre el ático, con una espadaña de vano bíforo con dos campanas. En los muros se aprecian cuatro hornacinas, de las cuales solo las dos inferiores contienen imágenes, San Pedro y, presumiblemente, Moisés. Las dos casas aledañas, destinadas a las actividades de la parroquia, son de un piso y mantienen la línea neoclásica.
Al interior, el templo es bastante sencillo. La única nave, culmina en un ábside de semicúpula. Los muros están decorados con un juego de molduras a media altura; el paño superior contiene las ventanas con arco de medio punto y el paño inferior presenta tres hornacinas.
Además, se aprecian las vigas de roble con las que está estructurado el techo a dos aguas. Los paños del cielo están ornamentados con molduras.
Sobre la entrada se encuentra el coro, al cual se accede por una escalera de caracol hecha en fierro fundido.
Los muros son de ladrillo con mortero de cal y están estucados. El techo alguna vez tuvo tejas, pero actualmente es de fierro galvanizado. Las puertas son de madera.
Para el centenario de la iglesia, se hicieron algunas modificaciones agregando una capilla lateral y el nicho que acoge los confesionarios.
Finalmente, entre los años 2001 y 2002 se hizo una restauración a cargo de la arquitecta Amaya Irarrázaval, donde se reemplaza el piso de fléxit en la nave por uno de cerámica; en el Presbiterio, se coloca mármol de Carrara y la balaustrada marmoleada; se agrega un nuevo proyecto de iluminación; se instala calefacción radiante en el piso y la pintura de muros y cielo se aborda con una gama de colores que otorgan calidez y luminosidad al espacio interior.