La Iglesia de San Vicente Ferrer, hito arquitectónico del sector, se caracteriza por sus dos torres simétricas de planta cuadrada, con cúpulas de cobre que evocan el arte bizantino y que están rematadas por ángeles con trompeta, una a cada lado del acceso principal a la nave y techos con teja de barro.
El templo es de una sola nave y tiene 4 arcos de medio punto al interior. El espacio se configura de manera tal que, la parte más alta contiene el altar y el coro de los monjes y la parte más baja corresponde al área de los fieles, siendo el altar el punto de convergencia. Los grandes ventanales iluminan el interior, sobre todo el altar.
Los muros son de adobe, el techo está conformado por grandes vigas de madera al descubierto, armadura de techumbre de madera a la vista, rejas forjadas, piso de arcilla y grandes portones de madera ennegrecida.