Proyectada por el arquitecto Emilio Doyére, la construcción destaca a primera vista por su única torre central, ubicada en el pórtico de entrada al templo, que rompe con la continuidad de altura de las construcciones adyacentes. El estilo arquitectónico de la obra es neogótico, proliferando los arcos ojivales tanto en su exterior e interior. En el nicho central de la torre que remata en arco ojival, coronando la puerta principal, se observa un conjunto escultórico que representa a Jesús, como pastor, entregándole la misión a San Pedro de conducir la naciente iglesia, congregación a la cual está dedicado el templo. A ambos lados de la puerta, hornacinas que contienen figuras escultóricas asociadas tanto a la congregación como a su consagración, San Pedro. Remata la torre el campanil, de forma hexagonal, coronado por un chapitel de base cuadrada.
En su interior, de corta longitud, la configuración es de planta de cruz latina dividida en tres naves, la central de mayor altura, y divididas por arcadas de tres grandes arcos ojivales que descansan en columnas profusamente decoradas y con sus capiteles tallados. Posee entradas por ambos lados del templo, ya que por el lado sur ingresaban las alumnas del colegio y por el lado norte lo hacían las hermanas del convento. Las tres naves rematan en un cielo con bóveda de crucería tetrapartita, completamente nervada y decorada.
La nave central se divide en dos niveles: el primero conecta con las naves laterales y el segundo se encuentra decorado por hermosos vitrales importados. Esta nave remata en un ábside donde se encuentra ubicado el altar central, coronado e iluminado por un conjunto de vitrales que se encuentran en el muro posterior y acompañados a cada lado de este trio de vitrales por dos grandes obras pictóricas.