IGLESIA DE LAS AGUSTINAS – Historia
Agustinas en el siglo XVIII. Dibujo de Pedro Subercaseaux. Fuente: Peña, Carlos.  1951. Una crónica conventual: el monasterio de las Agustinas de Santiago (1574-1951). El Imparcial. Santiago, Chile.

Agustinas en el siglo XVIII. Dibujo de Pedro Subercaseaux. Fuente: Peña, Carlos. 1951. Una crónica conventual: el monasterio de las Agustinas de Santiago (1574-1951). El Imparcial. Santiago, Chile.

El monasterio de las Agustinas fue fundado el 13 de Agosto de 1571, siendo la primera orden religiosa femenina fundada en Chile e inclusive anterior a la masculina, establecida en 1595. La necesidad de religiosas se debe en parte a la demanda de la aristocracia colonial por lugares para poder educar a sus hijas y así también poderles inculcar la visión religiosa.

El lugar ocupado por el monasterio comprendía los terrenos entre las calles Agustinas, Ahumada y Bandera, y posteriormente adquirieron la manzana que da a la Alameda, que fue destinada para huertos, gallineros y vides. En 1583 el cabildo acordó la construcción de la torre del monasterio.

En ese período la vida conventual era muy apacible, con lujos que posteriormente se eliminaron con la austeridad en la cual derivó. Las monjas poseían celdas cómodas y habitaciones privadas, como pequeñas viviendas, llegando a ser denominados por el autor Benjamín Vicuña Mackenna como Chalets Místicos. También la vida dentro del convento era bien festiva, realizándose múltiples visitas a las internas, celebrando con cánticos y danzas para el público, entre otras. Pero con una ordenanza de 1688, se terminaron estas actividades. El estilo de vida privado del convento perduró hasta mediados del siglo XIX, donde se pasó a un régimen de vida en común.

Su iglesia estaba hermosamente adornada con imaginería de santos en madera y decorados con ricas vestimentas con oro, diamantes y perlas que relucían por la luz de 6 lámparas que colgaban de las vigas del techo. El hermoso templo, fruto de 80 años de mantenimiento, fue destruido por el terremoto de 1730. Por falta de recursos, la nueva construcción fue mucho más modesta que su antecesora, hasta que se trasladan posteriormente a la actual calle Moneda.

En el año 1812 el gobierno exige parte de los terrenos para poder realizar la calle Moneda, pero esto no ocurre hasta 1850 mediante un dictamen de la Corte de Apelaciones, ya que el convento no cedió los terrenos. Desde ese año la calle Moneda pasa a ser de uso público, y el convento queda dividido en dos partes, lo que se soluciona con la construcción de un pasaje subterráneo por parte del arquitecto Vicente Larraín.

Posteriormente, con la venta de terrenos, se quedan con la manzana que da a la Cañada, donde se edificó el nuevo templo, obra que se le encomendó al arquitecto italiano Eusebio Chelli, el cual fue comenzado en el año 1857.

Con la apertura de nuevas calles en el centro de Santiago, sus terrenos se ven nuevamente reducidos y por lo tanto deciden trasladarse a otro lugar más amplio en Vicuña Mackenna, en el que permanecen hasta el día de hoy, donando templo y convento en el año 1913 al Arzobispado de Santiago.