La primera Iglesia de Alhué se construyó por el año 1753, cuando se fundó la Villa San Jerónimo de la Sierra de Alhué. Esta primera construcción de adobe, madera y techo de paja fue temporal y en el año 1764, se iniciaría una construcción de 12 varas de largo, con muros de adobe y techo de paja. Posteriormente, en 1776, fue reemplazada por una construcción más amplia (24 varas de largo y 9 varas de ancho) y fue creciendo de magnitud hasta su actual dimensión. No se sabe quién es el autor de estas obras.
Edificada en cimientos de piedra bolón, con muros de adobe, techumbre de madera y tejas de arcilla, ha sufrido algunas modificaciones en el transcurso de su historia. En 1835 se demolió la torre de adobe; en 1879, se cambió todo el tejado; en 1900 se construyó la actual torre de madera. En 1870, se construye la Casa Parroquial junto a la nave central del templo.
Para el terremoto de 1985, la iglesia sufrió considerables daños como el desplome de muros e inclinaciones de su estructura, pero no fue hasta 10 años después que se realizaría un proyecto de restauración el que culminaría con un segundo proyecto en 1999. Para el terremoto del 27F en el 2010, nuevamente se vería afectada por importantes daños en su estructura. En el año 2014, un proyecto de restauración a cargo de la Facultad de Arquitectura de la Universidad UNIACC, la ha dejado nuevamente funcional, aunque con muchas tareas pendientes.
El templo con una arquitectura clásica colonial, se destaca por ser de una nave con albañilería de adobe, pintada, aunque debido a que se empotraron los confesionarios en los muros, labores que no estarían autorizadas por el Consejo de Monumentos Nacionales, las obras de terminación estarían paradas, por eso se ve un costado de la nave pintado y otro con el muro de adobe al descubierto. También, se puede apreciar en los retablos de los altares el fondo con muro de adobe al descubierto. El cielo es adintelado y está ornamentado con algunas molduras.
La construcción recibe un poco de luz natural a través de los “ojo de buey” situados y distribuidos a lo largo de los muros laterales de la nave. Un tragaluz ilumina tímidamente el presbiterio. Al exterior, se aprecian los contrafuertes en los muros laterales.