El interior de este templo se encuentra completamente decorado con motivos arquitectónicos inspirados en los estilos clásicos grecolatinos, típicos de la ornamentación neorenacentista. Sus muros se dividen en tres zonas como si de pisos se tratara. Las dos primeras plantas se encuentran decoradas con arcos de medio punto soportados, en el primer piso, por columnas de inspiración corintias y, en el segundo, por pilastras simples. Al segundo nivel se le suma una balaustrada, imitando balcones con puertas de madera, el cual es rematado por un friso decorado por elementos vegetales que confluyen en escudos con una cruz central. Toda esta decoración está absolutamente calculada para mantener un ritmo completamente organizado, generando visualmente un orden claro y limpio.
Bordeando el muro se aprecian hornacinas decoradas con elementos arquitectónicos que siguen la línea estilística del edificio, con diversos altares devocionales que contienen figuras representativas de Santos y personajes trascendentales para el culto religioso, tanto de madera policromada como de yeso. Se aprecian representaciones de la Virgen del Carmen, Santa Teresa de los Andes, San Francisco, el Sagrado Corazón de Jesús y Cristo crucificado.
El cielo es plano, siguiendo la estructura de dintel, encontrándose dividido en paneles, los cuales se encuentran ricamente decorados y moldurados y que representan elementos simbólicos alusivos a la fe cristiana. Se encuentran enmarcados con diversas decoraciones en forma de guirnaldas y figuras vegetales, ornamentando la escena central de los paneles de diversos tamaños.
La nave remata en un ábside en el cual se encuentra el presbiterio y el altar, ambos construidos en mármol de Carrara en un baldaquín de proporciones que contiene la figura de Nuestra Señora de la Divina Providencia.