El Templo Votivo de Maipú se origina a raíz de una promesa hecha en la Catedral en 1818, en pleno proceso de Independencia, para homenajear a la Virgen del Carmen, Patrona de Chile, puesto que el Ejército de Los Andes se encomienda a la Virgen para que interceda frente al avance de los ejércitos españoles y, en su honor, erigir un Santuario en el mismo lugar donde se obtenga la victoria.
Es así como, en el año 1818, Bernardo O’Higgins coloca la primera piedra de la Capilla de la Victoria, en el lugar preciso donde se ganó la Batalla de Maipú. Sin embargo, la organización de una escuadra que liberara el resto del continente, dejaría en el olvido la construcción de dicha capilla y, recién en el año 1892, se pudo concluir la promesa hecha a la Virgen del Carmen con una modesta construcción.
El terremoto de 1927, daña considerablemente la torre y el reloj, siendo reemplazada con un campanario de madera. En 1974 la Capilla de la Victoria es demolida, dejando en pie solo los muros laterales, los que hoy podemos apreciar como un testimonio de la época.
Por el año 1942, durante la celebración del Congreso Mariano en Santiago, se acordó transformar la humilde capilla en un grandioso Santuario de la Patria. Para ello, el año 1943, se convocó a un concurso público internacional el cual se adjudicaría el arquitecto español-chileno Juan Martínez, quien dedicaría varios años a la obra, hasta el año 1966, cuando cae enfermo y asume la obra Rodrigo Márquez de la Plata.
La construcción del templo duró más de treinta años y fue inaugurado en 1974.
Está emplazado en una gran explanada, alineado con la construcción de la antigua capilla, diseñado con toda la fuerza expresionista y de dimensiones monumentales.
Cabe destacar que, en el año 1956 llega en una procesión la imagen quiteña de la Virgen del Carmen, donación realizada por Rosalía Mujica de Gutiérrez para su veneración en el Santuario de Maipú y que se encontraba temporalmente en la Catedral.